Ni la intimidad de tu frente clara como una fiesta
ni la costumbre de tu cuerpo, aun misterioso y tacito y de niña,
ni la sucesion de tu vida asumiendo palabras o silencios
seran favor tan misterioso como mirar tu sueño implicado
en la vigilia de mis brazos.
Virgen milagrosamente otra vez por la virtud absolutoria del sueño,
quieta y resplandeciente como una dicha que la memoria elige,
me daras esa orilla de tu vida que tu misma no tienes.
Arrojado a quietud, divisare esa playa ultima de tu ser
y te vere por vez primera, quiza,
como Dios a de verte, desbaratada la ficcion del Tiempo,
sin el amor, sin mi.
Jorge Luís Borges
Subscribe to:
Post Comments (Atom)
No comments:
Post a Comment