Wednesday, January 23

Mi permanente disponibilidad para llanto no siempre ha de ser una maldición, por mucho que me haga frecuentemente quedar en ridículo. Es bueno llorar, es sano, aún que no esté de moda, sobretodo a mi edad. Los héroes griegos lloraban como si nada, sin menoscabo de su hombría y espada en mano, lo mismo que después algunos grandes santos: ¿no era San Agustín quien tenía lo que teológicamente se ha llamado "don de lágrimas"? Van der Borken no celebra el llanto, maldito racionalista, pero lo acepta como una forma de expulsar del cuerpo los malos humores melancólicos. Una especie de purga natural, como sudar, escupir o vomitar, no me ayuda, nunca me ayuda de veras: supongo que por eso me fascina. 

La hermandad de la buena suerte,  Fernando Savater.

You get disappointed